martes, 9 de abril de 2013

lunes, 8 de abril de 2013

Unas breves líneas para un grande de las Relaciones Públicas

Hacia fines del año pasado se me piantaban los lagrimones cuando supe que Carlos Raúl Castro Zuñeda ya no iba a estar más en las clases de Relaciones Públicas de la UNLaM. 
Sucede que se jubilaba el grande más grande de todos, mi mentor, mi principal referente, el profesional a quien más admiro y voy a admirar siempre...

Lo conocí en mis años de estudiante, cuando en Públicas II se hacía el gruñón y, poniéndonos a prueba, nos enseñaba qué tan importante era que estuviéramos al tanto de todo lo que pasaba en el país y en el mundo, porque ese era requisito excluyente para cualquier relacionista público. Cuando terminé esa cursada supe que los contenidos que me llevaba no los iba a aprender en ningún otro lado, pero además supe que me llevaba un pedacito de historia de nuestra profesión en el corazón.
Dos años después me tocó otra vez en Planeamiento... Y el primer día de clases, a las 8 y un minuto, después de decir "Buenos Días", nos dijo: -¡Saquen una hoja!...
Mi cara de espanto fue insuperable. Saqué una hoja y sentí que no sabía nada, que los 4 años que llevaba cursando se habían hecho humo y mi cabeza estaba hueca. Y ahí nos hizo escribir un informe de situación al DIRCOM internacional (si, todavía seguía empeñado con que leyéramos todos los diarios a las 5 de la mañana, igual que él)... El mío fue desastroso, aunque después fui mejorando. Era otro cuatrimestre juntos, pero esta vez diferente. Fue el cuatrimestre en el que entendí cómo funcionaba todo... Aprendí. Mucho aprendí.
Al año siguiente me tocó acompañarlo como ayudante en Relaciones Públicas II... ¡¡¡Qué honor!!! (y también, ¡¡qué difícil!!... seguirle el ritmo de las clases). Hoy puedo decir orgullosa que compartir esos años en el aula fue lo mejor que pudo pasarme para empezar mi camino docente.
¡¡Es que me aprendí hasta las anécdotas!! Sus inicios como dibujante y redactor del que debió ser el House Organ manuscrito e improvisado más original de todos los tiempos... ¡¡¡Y pedirle que les cuente el caso de Josecito!!! (es que a mí el role playing de la historia de Josecito no me quedaba bien...).
Más tarde me sumó a sus seminarios profesionales y después compartimos Planeamiento de Relaciones Públicas. 
También compartí en su mesa su gran especialidad culinaria: un corderito patagónico a la Castro Zuñeda con canastitas de palta y atún y exquisito mil hojas de queso Chubut con dulce de calafate... ¡¡Chupate esa mandarina!! Me habían dicho que cocinaba muy bien... Y cocinaba mejor todavía.

Y estas anécdotas vienen a este post porque, antes de subir los contenidos para iniciar el nuevo cuatrimestre, tenía la necesidad de cerrar en el blog esa etapa que ya extraño con una linda foto y un profundo agradecimiento por haberme enseñado tanto. Es que no sólo aprendí de Relaciones Públicas... aprendí de la vida junto a una de las mejores personas que tuve la suerte de encontrarme en el camino.

Y se cierra con una imagen que recorrió todas las redes sociales habidas y por haber, que tomamos en el último curso de Relaciones Públicas II del Turno Mañana, en las aulas nuevas de la UNLaM. 

Sé que todos y cada uno de los que están en la foto pensarán de él lo mismo que yo (invitados están a comentar, al igual que todos aquellos que no están en la foto pero fueron parte de esta historia)... Por lo pronto, yo me despido con inmenso cariño de esas clases irrepetibles y simplemente le digo a Carlos: -"Aquí Varita, ¡¡le pertenezco!!".

¡¡¡GRACIAS POR TANTO, CARLOS!!!